• Se pican los berros frescos muy menudamente, también se corta finamente la cebolla y el pimiento, y las papas se pelan, se lavan y se trocean en cuartitos.
• Se echa todo en la olla, en crudo, con los pedazos de carne, que pueden ser de vaca también o de otra parte del cochino. Si son costillas saladas se desalarán poniéndolas en agua desde el día anterior y cambiando el agua dos o tres veces.
• Se cubre todo el material con un chorro generoso de aceite y se pone agua en la cantidad necesaria para que cubra. A todo ello hay que sumarle un majado hecho con ajos, cominos y sal.
• Luego, el fuego pausado y las sabias removidas terminan de cuajar el potaje.

Este es el potaje que hace Conchita, en Arure (La Gomera). Ella le pone, además, judías verdes picadas sobre lo menudo. En cualquier caso, hay variantes. Por ejemplo, cuando se agregan judías blancas que, entonces, habremos tenido en agua desde la noche anterior y que deben guisarse aparte. En algunos lugares, al majado final, además de los ajos, el comino y la sal, se le pone azafrán y cilantro. Va en gustos. Los berros crecen en parajes aguanosos o a la vera de frescos arroyos y, aunque se dan profusamente en toda Europa, casi siempre su consumo y utilización se queda en meras ensaladas o como adorno de alguna guarnición. Con ellos se elabora uno de los potajes más característicos de las Islas.