Erika Sanz Peremach, sumiller y copropietaria del restaurante Jaxana, en Santa Cruz de Tenerife, empezó desde que era joven haciendo horas extras para el chef Martín Berasategui. Poco a poco le cogió el gusto y se enamoró del sector de la restauración. Después del servicio, le gustaba probar los vinos, un acto que determinó su formación como sumiller y, sin apenas acabarla, ya contaba con un puesto de trabajo. Sin duda, Erika es una mujer de armas tomar, que ha llegado hasta donde está gracias a su forma de hacer viajar al cliente sin moverse de la silla.

María José Plasencia y Raquel Navarro, “las cuñis” del restaurante El Rincón de Juan Carlos (una estrella Michelin, el Royal Hideaway Corales Beach, en La Caleta de Adeje), demuestran diariamente que la sana competitividad profesional entre mujeres existe, pero no el enfrentamiento, porque lo importante es apoyarse y complementarse mutuamente. Y así lo hacen ellas, dos sumilleres y jefas de la misma sala, que se reparten el trabajo de igual manera, porque, tal y como ellas mismas lo explican, juntas logran el equilibrio.

Para Erika, el camino no ha sido especialmente complicado. Su fortaleza y su carácter, le han hecho demostrar lo que vale como profesional, dejando de lado el hecho de ser mujer. Porque si, tal y como ella defiende, aún existen diferencias en el sector, éstas cada vez son menos. “Quizás no existen muchas mujeres que lideren, pero sí que hay cocineras y jefas de sala maravillosas”, reconoce la sumiller.

En el caso de María José y Raquel (que además de compañeras, son cuñadas), nunca han sentido que las traten de forma diferente por ser mujeres, todo lo contrario. Sus maridos (el chef Juan Carlos Padrón y su hermano Jonathan, también chef y pastelero, respectivamente) y el resto del equipo del restaurante El Rincón de Juan Carlos, siempre les han dado el reconocimiento que merecen, porque sin ellas en la sala, los servicios no saldrían adelante.

Por el contrario, sí consideran que: “hay personas a las que les cuesta más entender que tú estés llevando una sala, o que estás porque, a lo mejor, piensan que eres la mujer de…”. Pero para ellas, la posibilidad de encontrarse con personas así, es mínima. Por ello no les afecta, porque saben el lugar que ocupan. Todos, como la gran familia que son, reman en el mismo sentido y al mismo ritmo.

Las tres, Erika, María José y Raquel, admiten que el mayor reconocimiento ya lo tienen, “si lo miramos desde ese punto de vista, de la clientela que disfruta con nosotras, con el trabajo que hacemos en sala, nos sentimos super reconocidas”, manifiesta Raquel. Para Erika el mayor premio es: “el cliente que viene esa segunda vez y me dice ‘ponme lo que quieras’, que confíen en mí, eso es lo más bonito.”

Sin embargo, en cuanto a premios otorgados como profesionales, las tres no se sienten tan reconocidas, “llevo en la isla 20 años y creo que he formado a mucha gente. La gente ha aprendido mucho… Pero realmente han reconocido mi labor el año pasado”, se queja Erika Sanz, que en 2020 fue cuando recibió el galardón de “Mejor Jefa de Sala” en los premios que patrocina la marca de cerveza Cruzcampo Gran Reserva.

Tal y como nos explica, ella siempre se reivindica a favor de la mujer, sobre todo en la gastronomía, porque apenas existen premiadas. “Yo creo que siempre hemos estado en el lado oscuro, siempre estamos en la sombra y es una lástima”, admite la copropietaria y jefa de sala del Jaxana.

María José y Raquel no han recibido ningún premio concreto a nivel personal, pero lo cierto es que ellas no sienten que les haga falta. “Está claro que, aquí en el restaurante, cuando se consiguen los éxitos de El rincón de Juan Carlos, es por el profesional trabajo de todos. Es algo que ha sido desarrollado en conjunto, que es familiar y que lo hemos hecho todos”, explica con orgullo Raquel. En la concesión estrella Michelin de El Rincón de Juan Carlos, sin duda alguna, mucho ha tenido que ver el profesional trabajo de María José y Raquel.

Para las tres su trabajo es el mejor, porque les encanta lo que hacen, aunque muchas veces “compaginar el colegio, la maternidad… es muy complicado”, confiesa emocionada María José. Tal y como explica Raquel, “son ciclos”, además, ambas sacan el lado positivo de todo y admiten que, gracias a la pandemia, han podido disfrutar por primera vez de unas navidades con sus hijas.