17 agosto 2016
Aprovechando la celebración de los Juegos Olímpicos de Rio 2016, se puede hacer un paralelismo entre el deporte y la cocina. Y es que, tanto en uno como en el otro, en lo que al éxito se refiere, la vida deportiva y la culinaria suponen para sus protagonistas una auténtica carrera de fondo.
Son muchos los sufrimientos, sacrificios, días de entrenamiento y trabajo duro e intenso los que llevan a los protagonistas de esta película a terminar en el podio o, simplemente, en un vago recuerdo de lo que podrían haber sido y no consiguieron, como muchos tantos otros tiempo atrás.
La cocina es toda una maratón. Un auténtico deporte de fondo en el que los inicios son durísimos pero, para seguir en la cresta de la ola, cuesta mucho mantenerse día a día sin caer en el olvido o simplemente en la rutina. Desde la escuela de cocina hasta ser el chef de un restaurante importante, hay que pasar por mil y una situaciones, muchas veces poco gratificantes e incluso desgraciadas.
Tartar de atún rojo con guacamole
Sin embargo, de buenas a primeras y como premio al sacrificio y tesón, un día los cocineros alcanzan la gloria, al igual que los deportistas en los Juegos se cuelgan el oro y, con él en el cuello, a modo de cuchillos y fogones, continúan creando, innovando y ofreciendo a todos sus seguidores las elaboraciones, que suponen el final de tanto tiempo invertido.
Hace diez años un chicharrero decidió dedicarse a este mundo tan apasionante y duro de la gastronomía y, dirigido por uno de los más grandes de nuestro país y del mundo, el Maestro Martín Berasategui, comenzó un periplo que, a día de hoy, está empezando a dar sus frutos y llevándolo a lo más alto del podio.
Javier Gutiérrez, chef de Deboca Bar, en Santa Cruz de Tenerife, ha pasado por el País Vasco, tierra que le aportó sus grandes cambios en la cocina, así como por el restaurante MB Abama, de Martín Berasategui, y dirigido por el chef Erlantz Gorostiza, con dos estrellas de la Guía Michelin.
Variado de croquetas de plátano con almogrote y de chipirones en su tinta
Posteriormente ha tenido influencias del tan mediático y Premio Nacional de Gastronomía, el chef Alberto Chicote, con quien trabajó en Madrid para posteriormente finalmente por Londres y trabajar en el Restaurante Sketch, también con dos estrellas de la prestigiosa guía.
Javier Gutiérrez finalmente ha regresado a su tierra natal, a su isla, Tenerife, donde residen sus amigos de toda la vida. Aquí ha conseguido dedicarnos una parte de si mismo a base de tapas, en las que incluye un poquito de todo aquello que ha ido recogiendo y cosechando en su repertorio a lo largo de esta maratón.
Deboca Bar es, probablemente, uno de los restaurantes con ambiente más agradable de Santa Cruz. En Deboca brilla la originalidad desde que ponemos el pie en su interior, con una decoración actual, vanguardista y sencilla.
Hasta su carta es original, con un formato a modo de sobre. Este “correo postal” gastronómico tiene impreso en sus hojas a las verdaderas protagonistas, las elaboraciones del Chef Javier Gutiérrez.
Ceviche de langostinos con leche de coco y helado casero de mango
Se puede comenzar por unas creativas, ricas y muy cremosas Croquetas de plátano y almogrote o de chipirón en su tinta. Continuar con dos platos veraniegos y muy de moda, como un sabroso Tartar de atún rojo con guacamole y un fresco ceviche de langostinos con leche de coco y helado casero de mango. Para terminar con “La Caja”, una tapa encerrada, como su nombre indica, en una cajita de madera y que ha sido ganadora del segundo premio en el Campeonato de España de Tapas.
Se puede decir que Javier Gutiérrez y su Deboca ya se han subido al podio gastronómico. De aquí en adelante habrá que continuar la gesta y mejorar las marcas.