Arvejas compuestas con huevos duros
Receta
La palabra arveja es un vocablo castellano absolutamente correcto y muy anterior a la llegada a nuestro idioma del término “guisante”; en su tiempo, un barbarismo procedente de Bisant.
Ingredientes:
Para 8 personas
Relación
Cantidad
Arvejas (guisantes canarios)
750 gr.
Aceite de Oliva Virgen
Para cubrir el fondo del caldero
Agua
Para cubrir la preparación
Azúcar
3 cucharaditas (de las de café)
Azafrán (o colorante alimentario)
Unas hebras (o una cucharadita)
Cebolla
1 Ud. (grande, o 3 medianitas)
Tomate
750 gr. (pelados y sin pepitas)
Ajo
5 dientes
Huevos
3 Uds. (aprox. medio por comensal)
Orégano
Al gusto
Laurel
3 hojitas
Sal
Al gusto
Pimienta
Al gusto
Elaboración:
- Se guisan las arvejas, unos diez minutos, en agua hirviendo, que sólo las cubra y quede, si acaso, un dedo por encima.
- Por otra parte, en una sartén, con un poco de aceite, se hace una salsa a base de la cebolla, el tomate y los ajos. Todo cortado sobre lo basto.
- Cuando la salsa esté ya medio hecha (los tomates maduros soltarán líquido más que suficiente), se le pone un poquito de orégano y una cucharada de colorante.
- Se le agrega la sal y un poco de azúcar. Se deja hacer del todo.
- Luego, se pasa la salsa por un pasapurés o se tritura con una mano de batidora.
- Se agrega esta salsa a las arvejas hasta que se hagan del todo (tardarán más de media hora, si se quieren en su punto).
- Antes, se les echa un par de hojitas de laurel.
- Paralelamante se cocerán los huevos duros (huevos cocidos) que, una vez pelados, se cortan en lasquitas con las que no sólo se adornará el plato, sino que también le dan su punto.
La palabra arveja es un vocablo castellano absolutamente correcto y muy anterior a la llegada a nuestro idioma del término “guisante”; en su tiempo, un barbarismo procedente de Bisant.
Esta receta conforma un taperío indispensable en la Semana Santa del Norte de Tenerife y otras islas, pero, sobre todo, en la Villa de La Orotava, donde preparan este sencillo guiso realmente bien.
Es plato de vigilia, austero, aunque muy sabroso y de cierta contundencia pese a la frugalidad de sus elementos.