LA HISTORIA QUE DESPIERTA EL PALADAR

La entidad canaria no solo se dedica a la producción de fresas, comercializando más de una decena de frutas y hortalizas. Entre ellas se encuentran: lechugas, puerros, tomates o papas negras, siendo estas últimas todo un éxito en ventas. Sin embargo, en este reportaje nos centraremos en las fresas, su principal activo.

Roberto Rodríguez Rodríguez, un palmero de Tazacorte, hoy en día apodado cariñosamente «Roberto el de las fresas» fue el precursor de lo que hoy en día se conoce como Izaña SAT. Proveniente de una familia agricultora y apasionado de esta práctica desde bien pequeño quedó cautivado por el cultivo de fresas una vez llegó a Tenerife. El ya veterano agricultor explica que el nombre de Izaña surge de las vistas que proporciona el Valle de Güímar. «Cuándo nieva se puede apreciar el Observatorio de Izaña nevado desde aquí y quise hacerle un pequeño homenaje», destaca.

LA CALIDAD EN CADA BOCADO

Elías Marrero Díaz, ingeniero agrónomo y director técnico de la empresa, asegura que la principal ventaja con las que cuentan las fresas de Izaña SAT es el poco tiempo que transcurre entre la recolecta y el empaquetado del producto hasta su puesta a la venta. «Una fresa dura de media unos 5-7 días en unas temperaturas adecuadas, por lo que la producción extranjera solamente en el transporte pierde unos 3 días de vida», destaca Elías.

Elías Marrero en uno de los invernaderos de Izaña SAT, en el Valle de Güímar

Izaña SAT solo se dedica al comercio local con el objetivo de potenciar los productos de kilómetro cero y garantizar la calidad de su materia prima. La empresa compite con un mercado extranjero en el que los agricultores tienen un salario bastante inferior al del archipiélago. Un ejemplo de ello podría ser Marruecos, país en el que su salario mínimo es casi cinco veces inferior al de España.

Una de las tecnologías más eficientes de la empresa es el colocar las fresas en altura sobre unas estructuras metálicas, diseñadas artesanalmente, que permiten la cómoda recolección del producto. «De la misma manera, generan una mayor productividad y un uso de recursos más responsable», añade Elías. Este sistema se denomina hidropónico, y permite reutilizar parte del agua utilizada para regar las fresas mediante un sistema de goteo. Esta se usa posteriormente para la irrigación de otros cultivos de la finca.

Las instalaciones cuentan con diferentes métodos biológicos de control de plagas, estos son contribuyentes en brindar la mejor calidad al producto final. Desde larvas de mosca cernidora que combaten a un pulgón dañino para la cosecha, hasta geranios que atraen a las larvas de diversos insectos para que no perjudiquen las fresas. 

Además, se cuenta con panales de abeja repartidos por toda la instalación para brindar a la cosecha de una polinización natural. Utilizando colmenas giratorias, se permite que sean rotadas y ubicadas hacia el exterior del invernadero, abriendo la posibilidad de que las abejas adquieran otros alimentos. La finca está conformada por unas 100 hectáreas, 14 de estas corresponden a las fresas, siendo el cultivo más grande de Canarias.

Fresas envasadas por la empresa agrícola Izaña SAT

Elías asegura que se cultiva lo suficiente para tener más compradores de los que hay en el momento, puesto que en las instalaciones se produce un total aproximado de 600 toneladas anuales de fresas. Estas se comercializan al por mayor en tarrinas desde los 250 gramos hasta los dos kilos. Algunos de sus puntos de venta al público residen en grandes superficies como Lidl o Aldi. 

SEMBRANDO OPORTUNIDADES LABORALES

La producción de fresas en Izaña SAT logra generar alrededor de 150 puestos de trabajo. Los trabajadores son sometidos a controles periódicos de productividad, para ello, se tienen en cuenta el número de cajas recogidas entre otros parámetros. Los agricultores que más recolectan son recompensados con regalos o pagas extra, lo que genera un incentivo y un aumento de productividad de manera indirecta. 

En la finca se encuentran trabajando más personas extranjeras que de origen canario, lo que puede resultar llamativo. Elías Marrero concluyó diciendo que por lo general existe una mayor productividad en el trabajo de las personas que vienen de fuera. «Una gran parte del personal quiere mandar dinero a sus familias que se encuentran en sus países de origen, si por ellos fuera trabajarían el doble de horas», finaliza.