¿Dónde naciste? 

En Santa Úrsula. 

¿En qué año naciste?

En 1991, tengo 30 años recién cumplidos.

¿Te llaman de alguna otra manera, tienes algún pseudónimo?

No. Todo el mundo me conoce por mi nombre David Rodríguez, aunque mucha gente añade «el pastelero». 

¿Cuándo y cómo empezaste a interesarte en este mundo de la pastelería? 

No recuerdo exactamente cuándo, pero hace 12-13 años. Me decidí porque mis padres tenían un restaurante y a mi siempre me ha llamado la atención el tema de los postres. Entonces yo era el que me encargaba un poco de los postres en el restaurante. De ahí me fui a Barcelona con 17 años y estuve casi 3 años. A la vuelta empecé a construir mi camino. Estuve 4 años haciendo pastelería a restaurantes, y con 24 años abrí el primer local. 

¿Quién te enseñó los primeros pasos?

Cómo pastelero puedo decir que Rubén Álvarez, fue un gran profesor y aprendí mucho de él. Carles Mantel, que es con el que más he estado ahora. José Manuel Candela, que es subcampeón del mundo de heladería. David Briand, que es el mejor pastelero francés. He tenido muy buenos profesores la verdad.

¿Ingrediente imprescindible?

El chocolate.

¿Una especia?

La canela o el anís estrellado.

¿Un aroma?

La vainilla.

¿Un postre canario?

El bienmesabe.

¿Un recuerdo culinario?

En postres canarios, el quesillo de toda la vida y el postre de galleta de la abuela.

¿Un postre para todos los días?

Una milhoja.

¿Creación favorita?

El croissant.

¿Tu especialidad?

Las tartas, concretamente la de maracuyá.

¿Cómo reaccionó tu familia? ¿Qué te dijeron tus padres?

Me apoyaron desde el primer momento, porque desde que yo los ayudaba en el restaurante sabían perfectamente que eso era lo que me gustaba.

¿En qué momento de tu vida supiste o llegaste a la conclusión de que, profesionalmente querías ser pastelero?

No lo sé, pero lo que sí es cierto es que nunca pensé lo contrario, es decir, nunca pensé en no dedicarme a esto. La verdad que cuando te apasiona o te gusta algo sigues ese camino, y yo lo he seguido y me ha ido bien.

Durante todo este tiempo, ¿cómo has vivido la situación de pandemia?

Con incertidumbre. No puedes invertir ni crecer porque al final no sabes lo que va a pasar. Pero aún así, no lo hemos llevado tan mal, porque gracias a la pandemia, decidimos empezar con los pedidos a domicilio, que era un servicio que antes no teníamos.

¿Cómo te autodefines a ti mismo y a tu pastelería?

Diría que innovadora con toques canarios, asiáticos… Está muy enfocada a la pastelería francesa, pero siempre elaborada con productos de aquí de la tierra.

¿Qué crees que ha sido lo fundamental para conseguir el éxito que tienes ahora?

La constancia. Cuando hay momentos malos no bajar los brazos y seguir, no relajarse nunca.

¿Algún sueño qué quieras cumplir? ¿proyecto futuro en mente?

En cuanto a proyecto hay algo… Pero no te lo puedo desvelar. Y sueños, pues me gustaría ir el próximo año a Madrid Fusión y el MMAPE (mejor maestro artesano pastelero de España). Esas son mis dos grandes metas ahora mismo que espero poder cumplir algún día.