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El mundo del vino en “la semana de la mujer” de GastroCanarias MUJERES QUE ENTRE VIÑAS Y BOTELLAS DE VINO EJERCEN SU VOCACIÓN Nayra Trujillo (enóloga) y Alba Giménez (responsable de vinoteca) dos amantes y expertas del vino
El mundo del vino casi siempre ha estado marcado por la figura del hombre, pero esto ha ido cambiando poco a poco. Mujeres con el arte de producirlo, catarlo, o contar historias a la clientela que los desea, han ido entrando en el sector, para demostrar que la mujer no solo está para tomar vino afrutado.
Alba Giménez, responsable de la vinoteca El Gusto por El Vino y Nayra Trujillo, enóloga en Bodegas Tajinaste Nayra Trujillo: “Yo creo que cada vez hay más mujeres que consumen vino y que también están presentes en el mundo laboral dentro de este sector” Alba Giménez: “Si realizas bien tu trabajo, independientemente de tu género, te valoran”
Alicia Díaz Pacheco/ Desireé Martín Francisco (Periodistas – Alumnas en prácticas) / GastroCanarias
11 marzo 2021

Nayra Trujillo es enóloga, se encarga de la técnica, elaboración y supervisión del vino en Bodegas Tajinaste (La Orotava – Tenerife), propiedad de la Familia García Farrais. En su infancia destacan los olores, pero hay uno que recuerda con exactitud. “El potaje de mi madre. Me encantaba que llegaran los viernes, porque era su día de descanso en el trabajo y sabía que iba a comer potaje”, comenta Nayra. Según nos cuenta, fue una niña mala para comer, pero ese potaje de verduras era el mejor del mundo para ella.

La enóloga tuvo muy claro desde el principio que lo suyo era la ciencia. Decidió estudiar ingeniería agrícola, le llamaba mucho la atención este mundo. Tanto es así, que el primer año no consiguió plaza, pero iba de oyente a todas las clases. Una vez comenzó los estudios, se dio cuenta que le encantaba la enología y que, incluso, se visualizaba trabajando en una bodega.

Por su parte, Alba Giménez Benedicto es responsable de la vinoteca El Gusto por El Vino, la mayor y más prestigiosa de Canarias, con más de mil referencias. Si algo recuerda de su infancia, son los diferentes gustos de las uvas y, ya de mayor, los distintos aromas del vino; su capacidad para retenerlos, le hacen teletransportarse a lugares y momentos concretos.

Nunca pensó dedicarse de manera profesional al mundo del vino, pero siempre quiso tener conocimientos y poder disfrutar de una buena copa. Además, en su familia el vino siempre ha estado muy presente porque sus abuelos tenían una bodega. Asimismo, Alba nos cuenta que le pusieron este nombre precisamente porque la uva favorita de su abuelo materno es el albariño.

Formar parte de este gremio, ya sea como enóloga de una bodega o como responsable de una tienda gourmet especializada, no es una tarea fácil. En el caso de la vinoteca “la cantidad de información es abrumadora, pero como todo, es cuestión de ser aplicada y saber organizarte”, explica Alba Giménez. Es importante destacar que el sector del vino cambia constantemente y, por ello, hay que estar en continua formación y permanente información.

Está claro que ambas profesiones, enóloga y encargada de tienda, antiguamente casi siempre iban de la mano de la figura masculina. Sin embargo, ha sido cuestión de tiempo el poder demostrar que la profesionalidad va por encima del género. “Algunos viticultores, que tienen una cierta edad, han hecho comentarios del tipo: porqué estoy allí cuando debería estar en casa” manifiesta Nayra Trujillo. No obstante, estas situaciones, que ella misma ha tenido que vivir y escuchar, no han sido una dificultad para llegar hasta donde está; porque, para ella, la clave está en la actitud y “la forma en la que una se toma las cosas como persona y como profesional”, reafirma.

Alba Giménez nos cuenta que no se ha encontrado con compañeros que piensen que, por ser mujer, su trabajo es peor. “Todo lo contrario, me han enseñado muchísimas cosas y, en cierto modo, gracias a ellos, hoy estoy aquí”, comenta la responsable de la vinoteca El Gusto por el Vino. Para ella es importante desmitificar que, por el hecho de ser mujer y madre, implique faltar más al trabajo. “No es así. Llevo cinco años trabajando aquí y nunca he faltado porque mi hija, por ejemplo, estuviera enferma; ni ahora ni en anteriores trabajos”, manifiesta Alba. Igualmente, reconoce que la empresa El Gusto por el Vino y su director, Toño Armas, entienden la situación y, en ese sentido, son muy comprensivos y flexibles.

Ambas, Nayra y Alba, sienten que se les ha reconocido su trabajo, porque, tal y como ellas lo defienden, la profesionalidad va por encima del género. Es una cuestión de demostrar lo que saben, de poner en práctica las capacidades que cada una tiene en el sector y, en definitiva, trabajar con profesionalidad.

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