Silvia Aguilera Puerta es todo un ejemplo de superación. Empezó desde pequeña en el mundo de la restauración, pues su familia contaba con proyectos propios, tales como bares musicales y discotecas en Barcelona. A los 18 años se mudó a Tenerife y fue pasando por diferentes puestos que le ayudaron a formarse. Poco a poco, fue ascendiendo desde camarera, jefa de barra, jefa de sala, jefa de restaurante y sumiller. Tras 5 años y a sus 24, abrió su propio restaurante, La Posada del Pez, ubicado en San Andrés (Santa Cruz de Tenerife).

Considera que la Isla brinda muchas oportunidades: “Si sabes idiomas y tienes un poquito de noción, se te abren muchas puertas”. La calidad de vida que le ofrece Tenerife no la cambiaría por nada, afirma que la gente es muy agradecida y que la cultura canaria le gusta. Actualmente es jefa de sala del Restaurante Los Tronkos, en la santacrucera Calle del Perdón (Tenerife).

Siempre tuvo claro que se iba a dedicar a la gastronomía; es lo que le gusta y lo que le llena: “Cada día me levanto y pienso en mi trabajo, no por obligación, sino porque me gusta hacerlo”. Cree que para trabajar en este sector no sirve cualquiera; requiere sacrificio y buena atención al cliente. En su caso, sabe que nació para ello.

Silvia opina que, en el sector de la hostelería, falta más reconocimiento a la mujer, pero que ella siempre ha sido bien acogida y valorada en su trabajo; eso sí, con el tiempo. Cuenta que, en el trato con el cliente, nunca ha tenido ningún tipo de inconveniente, pero dentro del sector no la han valorado hasta que han visto sus conocimientos, su forma de trabajar, sus aportaciones… La jefa de sala afirma que, “hoy en día, las condiciones son más igualitarias entre hombres y mujeres, con respecto a unos años”. Cuando abrió su propio restaurante recibía comentarios como: “Tan joven y mujer…”

Para Silvia Aguilera Puerta, ser camarera es mucho más que llevar un plato a la mesa, considera que es un campo bonito y que debe gustar de verdad para ejercerlo bien. “Siempre que hay un buen cocinero y un buen camarero, es un éxito seguro”, comenta.

Ser jefa de sala, implica tener más responsabilidad que otros trabajadores, pero Aguilera tiene muy claro que todos son iguales y que hay que trabajar como un equipo unido. Silvia concluye dando un consejo a todas las mujeres que quieran emprender en el mundo de la gastronomía: “Nunca debes rendirte, tienes que seguir tu línea y tus bases, no te dejes llevar por los demás, aunque haya momentos difíciles”.