22 abril 2024
En un ambiente donde cada servicio es una coreografía meticulosa y cada cliente una historia por contar, el papel del jefe o jefa de sala se erige como un faro de organización y excelencia. Responsables de coordinar el flujo de comensales, supervisar el trabajo del personal y asegurar la experiencia gastronómica perfecta, su labor junto a la de su equipo es fundamental para el éxito del establecimiento. Un ejemplo lo vemos en Silvia Aguilera Puertas, jefa de sala del restaurante Despreciados, cuya destreza y dedicación han hecho que gane premios como el título de mejor jefa de Sala del año 2016, según los premios del periódico EL DÍA.
La vocación de Silvia viene desde muy pequeña dando sus primeros pasos con su abuela en un restaurante familiar. Se formó en la Escuela de Hostelería de Barcelona, sin embargo, asegura que la teoría solo sirve hasta un punto. «Cuando empiezas a ejercer la profesión te das cuenta de que es en ese momento cuando aprendes a trabajar», argumenta. Por ello, recomienda llevar a cabo mucha práctica «siempre digo que la mejor escuela es la experiencia, al final tú te haces tu propio sistema de trabajo y formas tu personalidad», comenta.
Decoración mexicana en el restaurante Despreciados
La jefa de sala del restaurante Despreciados comenzó lavando platos, vasos y ayudando a su abuela a cocinar. De esa manera adquirió muchos conocimientos que hoy en día le han ayudado a ser una gran profesional. «Aprendí a conocer los tiempos de cocción de distintos platos lo que me ayudo mucho para organizar las salas», destaca.
Durante su trayectoria como profesional ha pasado por restaurantes con Estrellas Michelín, ha tenido su propio local y ha ganado el premio a la mejor jefa de sala de El Día 2016. «He cumplido muchos de los logros que me marqué en su momento, sin embargo, mi principal ilusión siempre ha sido ser reconocida de manera de positiva», añade.
Restaurante Despreciados en Santa Cruz de Tenerife
Silvia Aguilera recalca que la profesión de jefa de sala es muy sacrificada, muy bonita, pero estresante. «Puedes tener un mal día, problemas en casa o simplemente no tener ganas de trabajar pero siempre debes recibir al cliente con una sonrisa», aclara. Además, argumenta que un buen jefe de sala debe de ser humilde y tratar a su equipo con elegancia y humildad.
Los jefes y jefas de sala desempeñan un papel vital en la operación diaria de un restaurante. Su habilidad para coordinar el equipo, mantener altos estándares de servicio y garantizar la satisfacción del cliente son fundamentales para el éxito del negocio. El liderazgo y dedicación son verdaderos motores que impulsan la experiencia gastronómica, convirtiendo cada visita al restaurante en una ocasión memorable.