22 diciembre 2017
La filosofía de hablar siempre en positivo y lo bueno simplemente contarlo bien, ha llevado a esta columna a tener ya numerosos seguidores que con frecuencia me preguntan: “¿De qué hablarás esta semana?”, a lo que siempre he respondido lo mismo, “ya verás”.
Se ha hablado de restaurantes, productos, vinos, espumosas, maridajes y hemos visto a Tenerife mantenerse y darle la bienvenida a otra estrella que, desde las nubes llegó a ese cielo estrellado, y del que los chicharreros podemos presumir de encontrarse 3.718 metros más cerca que el resto de España.
El 2017 se termina; este año ha venido cargado de numerosas experiencias y para mí ha sido algo diferente. Durante doce meses la columna trufera y jareada ha ido modificándose. Ha cambiado de estilo y se ha nutrido poco a poco de nuevos olores y sabores que han sido en un algún momento disfrutados y luego compartido con ustedes.
En 2017, he podido saborear de uno de los mejores momentos que un Foodie puede contar. Trufas y Jareas pudo desplazarse a Madrid y contemplar el que probablemente es el mayor evento gastronómico del mundo, Asisa MadridFusión.
Febrero y sus mascaritas, su comida callejera o en nuestro tan querido Bar Imperial o la reformada Garriga. Perritos, hamburguesas, tapeo y un bocadillo de pollo o de tortilla bailaron al son de Santa Cruz en Carnaval.
Cuarenta días después, un buen menú de vigilia en Tasca Faracho o en la Cordera de Josué Mendoza sentaron las madres y permitieron soportar el siempre húmedo y encantador frío que hace compañía constante a San Cristóbal de La Laguna durante su Semana Santa.
La primavera y sus flores y una buena iluminación que acompañe a una bonita velada en una tasquita chicharrera como De la Mar el Mero, le han dado a Trufas y Jareas muchas noches de buena mesa y de conversación.
El verano, su clima y una birra bien fría fueron los protagonistas de una gastronomía fresca y ligera durante los meses de más calor isleño. Bien tradicional, de maduración extra o con el mayor número de IBUS posible, la espumosa se colocó en este año como una gran protagonista y merecedora de un pedacito de lo más trufista.
Se ha hablado de nuestros productos, de la lapa, el salmón de Uga y se le ha dado el reconocimiento que se merece a la que a día de hoy es la primera maravilla gastronómica de nuestro país, la papa. Cocineros de toda nuestra geografía y foráneos, alumnos, periodistas y gente vinculada a este apasionante mundo se reunieron durante dos días en el Auditorio de Santa Cruz de Tenerife durante el I Foro Gastronómico Internacional de la Papa de la mano de Gastrocanarias.
Y, tras un año de buena cocina, ha llegado el tiempo de Navidad. Para unos, un momento de celebración continuada, para otros simplemente un tiempo para volver a casa como el turrón y, para muchos un tiempo para recordar con mayor intensidad a los que ya no están. Sin embargo, ante todo es un periodo de reunión y de unidad familiar y, como no de buena mesa.
Madres, padres, familiares y amigos se reúnen algún día para disfrutar de una copiosa cena, sacar las mejores galas y brindar por un nuevo año que venga cargado de retos y nuevas experiencias.
Esta columna aprovecha unos días para descansar y tomarse unas sabrosas vacaciones. Trufas y Jareas se despide de 2017 y esperará que Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente a modo de oro, incienso y mirra le den un poquito de roscón y traigan nuevos tiempos aún mejores.
Con esta columna me despido de un año diferente. Solo quiero dar las gracias a este proyecto por dejar que exprese en folio y medio mis experiencias y compartirlas con ustedes y a los lectores de la columna decirles que gracias por trufarse y jarearse cada semana un poquito.
Simplemente concluyo diciendo: Feliz Navidad y Feliz nuevo año trufero y jareado. Hasta 2018.
Pues eso, Felicidades, buena salida de año y mejor entrada del Nuevo!
Muchas gracias. Siempre intentaremos mejor entrada del nuevo
Un abrazo