La vida está cargada de momentos de estrés. El ritmo actual está llevando a la población a perder muchas de las cosas bonitas que nos da la vida, como es disfrutar más tiempo de la familia, amigos y seres queridos. Además, nos encontramos inmersos en un mundo en el que dicho ritmo tan frenético haga que no podamos disfrutar de uno de los mejores placeres de la vida, que es la buena mesa.

Cada vez más la gente tiene o tiende a consumir comida rápida y a “maltratar” al organismo a base de productos prefabricados y “super tratados”, hasta que son llevados a nuestro tracto gastrointestinal.

Sin embargo, a menudo he tenido conversaciones con determinadas personas que le dan una gran importancia al producto por encima de todo; a poder llevarnos a la boca elaboraciones que estén hechas con la mejor de las materias primas. Aquellas, en las que se intente usar en la menor medida de lo posible productos que hagan de ellos algo artificial.

Lo ecológico está de moda

¿A qué nos referimos con ecológico? La agricultura ecológica, orgánica o biológica se basa en la utilización óptima de los recursos naturales, sin emplear productos químicos sintéticos u organismos genéticamente modificados para abono, combatir plagas o para cultivos.

Se obtienen así alimentos orgánicos, a la vez que se conserva la fertilidad de la tierra y se respeta el medio ambiente. Todo ello, de manera sostenible y equilibrada.

Canarias, como bien se sabe, posee una vitivinicultura muy desarrollada y cada vez más, las bodegas se lanzan a la elaboración de vinos ecológicos. Sin embargo, se puede llevar lo ecológico a un punto más lejano aún.

La viticultura biodinámica es una de las formas de hacer agricultura ecológica.

La biodinámica se basa en el principio de Rudolf Steiner, padre de la biodinámica. Él expresa que todo lo que viene de la tierra tiene que volver a ella después del proceso de producción, por lo que todo compuesto que se utiliza en su elaboración, es obtenido de la naturaleza sin intervención de procesos industriales.

A base de abonos naturales, como el cuerno de vaca y teniendo en cuenta el ciclo lunar, que se divide en días Hoja, Fruto, Raíz y Flor y que determina el desarrollo de los seres vivos, se hará al vino formar parte de este ciclo de la vida.

Nuestra Afortunadas, gracias a la peculiaridad de su terreno, a que posee cepas prefiloxéricas y existen unas condiciones climatológicas especiales que le aportan Los Alisios, serán un ecosistema ideal para la elaboración de vinos biodinámicos.

Taganan blanco del Proyecto Envínate de variedades Albillo Criollo, Marmajuelo, Gual, Malvasía y otras desconocidas proviene de parcelas muy antiguas plantadas entre 75-300 metros de altitud, que son cultivadas por 15 familias diferentes y Envínate. Su viticultura es muy antigua. Sus vides crecen sin formación, el suelo se trabaja a mano y no se utilizan productos químicos. Un compañero de baile ideal para cualquier elaboración.

Magma de Bodegas Cráter de variedades Negramoll y Syrah, con aroma a fruta negra madura y unas notas de especias y su origen y sello de identidad, que es la mineralidad, unido a que en boca mezcla notas golosas con la finura de la madera, harán que este caldo maride a la perfección con una buena ternera madurada en el entorno que lo hace crecer.

Estrés, ritmo y estilo de vida y, sobre todo, escasez de algo tan preciado y poco valorado como es el tiempo, no dejan que disfrutemos del producto local como se merece.

Aprovechemos bien nuestros recursos y disfrutemos de productos fantásticos que nuestra tierra es capaz de darnos. Aprovechemos el mejor de los ingredientes, La Naturaleza.

¡Biodinamicémonos!