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Ropa Vieja Receta
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Como su propio nombre indica, la ropa vieja, habitualmente, es un plato de sobras en el que se aprovechan los restos de un cocido o de un puchero.
Ingredientes:
Para 8 personas
Relación
Cantidad
Garbanzos
300 gramos
Carne de vacuno
Un buen pedazo
Tocino blanco o veteado
Un trozo
Pollo
1 muslo grande
Papas
150 gramos
Cebolla
1 grande
Ajo
3 dientes
Tomates pelados y sin granilla
2 unidades
Pimiento Verde
1 unidad
Sal
Al gusto
Pimienta negra
Al gusto
Cominos
Al gusto
Sal
Al gusto
Perejil
Una rama
Pimentón
Una puntita de cuchillo
Azafrán
Unas hebras
Agua
Para cubrir los ingredientes
Vino blanco seco
Un vaso
Aceite
1 cucharadita
Elaboración:
  • Ponemos a guisar, en agua abundante, los garbanzos (en remojo desde el día anterior), con las carnes y el tocino. Con sal –muy poca
  • unas gotas de aceite. Lo dejamos hacer y cuando todo esté guisado, sacamos las carnes y las desmenuzamos, más bien en tiras o hilachas, quitándoles los huesos, si los tienen.
  • En una sartén hacemos una fritura, la habitual, con los ajos, la cebolla, los pimientos y el tomate.
  • En un mortero, machucamos la pimienta negra con la sal, un par de hilos de azafrán, un apenas nada de cominos, una punta de cuchillo de pimentón y una rama de perejil. Este majado va a la sartén donde se revuelve.
  • Luego, mojamos con un vaso de vino blanco y un fisco de agua. Se deja reducir hasta que se forme una salsa, pero no mucha, porque el plato no debe quedar caldoso.
  • En esa salsa se vierten la carne y las garbanzas para que se hagan allí unos minutos más. Antes de quitarlo todo del fuego, se agregan unas papas fritas en dados que no deberán estar en el conjunto más de un minuto o dos, como máximo.
Como su propio nombre indica, la ropa vieja, habitualmente, es un plato de sobras en el que se aprovechan los restos de un cocido o de un puchero. Sin embargo, en Canarias, se trata, casi siempre, de una elaboración: distinta y nueva, que se prepara sin que existan esos elementos predeterminados. Que sepamos, el único estudioso gastrónomo que ha hecho hincapié en esta curiosidad fue Vázquez Montalbán en su libro “Las recetas de Pepe Carvalho”.