• Se ponen a desalar las costillas el día anterior cambiándoles un par de veces el agua.
• A la misma hora, se ponen los garbanzos en remojo, añadiéndoles en el agua media cucharadita (de las de café) de bicarbonato, para que se ablanden.
• Al día siguiente, en un caldero, se ponen a guisar una media hora las costillas y los garbanzos, cubriendo estos ingredientes con agua.
• Entre tanto, se va haciendo un sofrito con el tomate pelado, despepitado y picado muy finamente, conjuntamente con las cebolla cortada también muy finamente.
• Cuando el sofrito esté casi hecho se le añade el chorico cortado en lasquitas y el pimentón dulce (o el colorante alimentario) o, mucho mejor, unas hebras de azafrán.
• A la media hora de guiso se añaden las papas, previamente peladas y limpias, que se podrán trinchar en trozos, si éstas fueran muy grandes, y un puñadito de sal al gusto
• Junto con las papas se añade el sofrito ya terminado y se revuelve todo con cuidado.
• Cuando, unos 15 minutos más tarde, todo sté casi hecho y las papas comiencen a apotajarse, se incorporan los fideos, para que se guisen los minutos que indique el paquete.
• En este momento se prueba el conjunto y, de ser necesario, se rectifica de sal.
• Se revuelve todo con muchísimo cuidado, se retira del fuego y se deja reposar.

En el sofrito puede ponerse al comenzar a elaborarlo unos dientes de ajo pelados y cortados en láminas, que se dorarán pero que no hay que dejar quemar.