01 mayo 2024
La pasión de Javier Siverio Blay por el mundo de la mixología viene desde bien pequeño. Comenzó como cualquier niño haciendo mezclas con varios refrescos en fiestas de cumpleaños y lo demás es historia. El jovén tinerfeño de tan solo veinticuatro años comenzó estudiando en el Puerto de la Cruz cuando solo tenía dieciocho. A pesar de que era algo que le llamaba la atención nunca fue su primera opción «empecé con el tema de la coctelería porque un día se me presento la oportunidad y por ganar algo de dinero», explica.
El mundo de la coctelería le abrió la posibilidad de trabajar en Le Duque, Arena Shisha Bar o en La Baranda Chill-out, todos ellos ubicados en el norte de la isla de Tenerife. Esto no solo le brindó la posibilidad de mejorar como mixólogo si no que también le dio la oportunidad de empezar a experimentar con cachimbas y especializarse en el ámbito. «La coctelería y las cachimbas guardan gran relación, en ambos casos se trata de mezclar sabores», destaca.
Uno de los cócteles elaborados por Javier Siverio
Toda esta práctica que fue adquiriendo le sirvió para llegar al restaurante Despreciados, su actual trabajo, donde afirma que pudo dar un salto de calidad. A día de hoy, su mayor objetivo es que el local ubicado en la capital tinerfeña entre en la lista de las cincuenta mejores coctelerías del mundo.
Si algo le ha llevado a donde esta actualmente asegura que es el no tenerle miedo a probar cosas nuevas, cosa que recomienda a todo aquel que quiera introducirse en el sector. «Un mixólogo tiene que atreverse a probar de todo», argumenta. A las nuevas generaciones les advierte que es una profesión que requiere de mucha paciencia y constancia. «Todos empezamos en los más bajo, comienzas de camarero en cualquier bar y a lo mejor después en un futuro si te aplicas puedes optar a puestos más altos», reconoce.
Javier Siverio elaborando uno de sus cócteles
Siverio concibe la mixología como una prueba de ensayo y error. «Existen muchos cursos que te aportan valiosos conocimientos teóricos, sin embargo, hay que probar, experimentar y equivocarse», justifica. Uno de sus cócteles más destacados esta elaborado a base de hormigas de Tailandia con notas picantes y terrosas, esto es un ejemplo de los valores que predica: atreverse y equivocarse para aprender.
En definitiva, la profesión de mixólogo o mixóloga conlleva una fusión única de habilidades técnicas, creatividad sin límites y un profundo conocimiento de los licores y sabores. Desde la magia de mezclar ingredientes hasta la habilidad de crear experiencias sensoriales memorables que trascienden la simple preparación de bebidas para convertirse en narradores de historias líquidas.