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Trufas y Jareas La Posada del Pez: La tradición convertida en alta cocina Las curiosas razones del título para una sección de sabrosos artículos
Un profesional cuyo trabajo (en principio) nada tiene que ver con la Gastronomía, disfruta con la buena mesa y decide plasmar sus experiencias gastronómicas en una sección que albergue una serie de artículos… ¿Cómo llamar a dicha sección y por qué?
La Posada del Pez No hay nada más gourmet que algo aderezado con la primera y pocas cosas tan nuestras como la segunda
Juan Antonio Hernández Ponce / GastroCanarias
04 mayo 2016

San Andrés, el popular barrio del Municipio de Santa Cruz de Tenerife, es sinónimo de tradición pesquera y un icono y símbolo de la buena gente santacrucera. Esta población del distrito de Anaga es la más poblada de su territorio. Su enclave, con la Playa de la Teresitas al fondo arropada por la imponente y maravillosa cordillera de Anaga y su constante esencia a mar, la hacen muy especial para el pueblo chicharrero. Como todo territorio ubicado cerca del mar, se merece una gastronomía acorde con él y con los frutos que éste nos proporciona.

En la misma entrada a San Andrés hay una parada gastronómica obligatoria en uno de los lugares donde uno puede sentirse como si del Océano Atlántico que golpea la costa gallega se tratara, y donde el chef Carlos Villar, con su saber traído de su “Terra Galega”, nos deleita constantemente en su pequeño y encantador restaurante, La Posada del Pez.

Local sencillo pero con clase, con unas ventanas dirigidas hacia el “gran azul” y de estilo y ambiente acogedores. Posee en el piso superior un fabuloso reservado, “El Clandestino”, donde amigos o empresas en reuniones de trabajo pueden disfrutar en mayor número y con más tranquilidad de la genial cocina de Carlos Villar, pero… ¡ojo!, siempre vigilados por “Guripa”, su Jack Russel que controla todo desde la pared, a la vez que reparte cartas para una peculiar partida de póker.

Su servicio es extraordinario, comandado por la gran Jefa de Sala, Silvia Puerta Aguilera, quien apoyada por sus ayudantes no pierde ni un solo detalle. Esta atención casi personalizada les hace diferentes y hemos podido ver cómo tienen en cuenta hasta la presencia de un zurdo en la mesa, con el fin de que en ningún momento sienta incomodidad alguna a la hora de coger los cubiertos o la copa y que solo tenga que pensar en degustar. Silvia, con su sonrisa permanente, aporta simpatía y saber estar, haciéndote siempre sentir como en casa en este pequeño gran restaurante

La Posada del Pez ofrece una comida sencilla a la par que vanguardista, pero sobre todo buenísima. El chef Carlos Villar tiene un especial arte para tratar el pescado y el marisco, haciendo honor a su “Tierra”, sin pasar por alto la carne, como una excelente ternera gallega o un clásico, pero siempre buen rabo de toro.

Utilizan materia prima de primera calidad y elaboran cocina de mercado, con lo mejor del día y de la época en la que nos encontremos. En periodo de pesca de atún, Carlos Villar ofrece un espléndido atún toro, en sashimi a la “catalana”, en tartar o en tataki, que nos harán disfrutar con todos y cada uno de los bocados de este “Ibérico” de mar. Toda una delicia. Un ceviche clásico de abadejo con un toque picante parece propio del Perú, país donde el ceviche se ha convertido en Patrimonio Cultural y constituye el plato que mejor representa a la cocina peruana fuera de sus fronteras.

El marisco como zamburiñas, bogavante, navajas o almejas es de primerísima calidad, todos ellos productos que para los gallegos son considerados la mar de elegantes.

Un obligatorio y ya “marca de la casa” es el Salpicón de bogavante con vinagreta de burgado o de mejillón de La Posada del Pez, cuyo sabor e intensidad harán que permanezcan en nuestros centros de la memoria para todas y cada una de las veces que pensemos en volver. Un intenso, y riquísimo Caldo de verdinas con pulpo, unos muy gourmet Huevos poché con papilla de papa negra y trufa o simplemente una clásicas pero sabrosísimas y cremosas Croquetas de mariscos son una muestra de la cocina que Carlos Villar nos puede ofrecer y que han hecho que el restaurante haya sido galardonado como mejor restaurante de cocina española en la guía ¡Qué bueno! Canarias 2015 y etiquetado con un Bib Gourmand de la prestigiosa Guía Michelin.

La tan famosa como prestigioso y rigurosa Michelin define a las “pequeñas buenas mesas” como aquellos restaurantes Bib Gourmand seleccionados por los inspectores, que han dado lugar a una nueva guía que se conoce como la Guía Michelin de Buenas Mesas a menos de 35 euros en España o la Guía Michelin de Buenas Mesas de Tokio, en la que aparece una relación de restaurantes franceses y distintos locales con una buena relación calidad/precio en la capital japonesa.

Paralelamente, La Posada del Pez cuenta con una bodega a la altura, siempre bien seleccionada por Jesús Expósito que, con su “arte” andaluz, le da una gracia especial que mejora cualquiera de los caldos por él recomendados. Malvasías, Listán Blanco trenzado de nuestras islas, acompañarán a otros blancos de la tierra gallega, como Albariños, Ribeiros, Treixadura y Godellos, monovarietales o ensamblados, todos ellos fruto de alguna de las cinco regiones que a día de hoy constituyen la D.O.P. Rias Baixas. Sin olvidar un sugerente tinto, bien de D.O.P.Ca. Rioja o un clásico D.O.P. Ribera del Duero, hasta jóvenes pero excelentes vinos canarios, o de otras denominaciones de origen diferentes, más “divertidos”, pero siempre de calidad.

Los postres exquisitos y sorprendentes. No puede faltar el Canutillo de hojaldre relleno de crema de queso, que es para chuparse los dedos, o simplemente un helado casero, fresco y siempre buen acompañante de un dulce, que sirva de preámbulo a una merecida y relajante sobremesa en la bonita terracita que existe a la entrada del local y donde una buena crema de orujo pondrá fin a esta gran experiencia gastronómica.

Sin duda La Posada del Pez, un pequeño rinconcito gastronómico de la localidad de San Andrés, se ha ganado el reconocimiento a estar entre los mejores restaurantes de la isla por el simple hecho de que todo está bueno, sin demasiadas florituras, bien presentado y mejor servido en mesa, pero sin olvidar en ningún momento de dónde venimos y haciendo con todas y cada una de sus elaboraciones un homenaje a la cocina tradicional de este gran país gastronómico. Es una verdadera delicia cerca del mar.

Como ya he dicho en otras ocasiones, cuando algo está bueno hay que contarlo y además contarlo bien y Carlos Villar, Silvia Puerta y todo su equipo son merecedores de ese derecho a ser narrados.