Durante el mes de agosto y septiembre he pasado un periodo vacacional diferente a los últimos años, por esto de que no he decidido desplazarme al otro lugar el planeta más lejano posible del territorio isleño

Sin embargo, no por ello, he dejado de disfrutar, viajar un poco y dedicarle parte del tiempo a una de las cosas que más me apasionan en la actualidad, la buena cocina, comer bien y compartirlo con todos ustedes.

En este tiempo me he deleitado con una cena de amigos en el fabuloso Restaurante de los hermanos Adriá, Dos Palillos o unas jornadas de snorkel seguidas de unos mejillones a la plancha, un sabrosísimo y fresco rape y un fabuloso Recuit amb mel en el Restaurante Tritón de la Costa Brava.

He tomado cañas y pintxos por las mejores barras de Bilbao, como unos huevos poché trufados, unas costillas de vaca con algas y un arroz de hongos en Gure Toki de la céntrica y siempre concurrida Plaza Nueva y disfrutado de una de las mejores cenas que he probado últimamente en el Restaurante Etxanobe del Chef Fernando Canales en el Palacio Euskalduna de Bilbao, galardonado con una estrella de la Guía Michelin.

Sin embargo, también he podido saborear las calles de mi ciudad. He paseado, y contemplado lo bien que se vive y se come en Canarias.

Santa Cruz de Tenerife posee un rincón maravilloso en pleno centro de la capital chicharrera.

Llena de luz por la mañana y de ambiente y gente por la tarde – noche, la Plaza de San Francisco y sus aledaños son prueba de ello y se ha convertido en uno de los lugares que posiblemente más ha evolucionado en los últimos tiempos, en lo que a gastronomía de la ciudad se refiere y, que más apetece visitar para disfrutar de una buena comida, aprovechando el fabuloso clima que nuestras afortunadas nos regalan durante la mayor parte del año.

La plaza está gobernada desde las alturas por la iglesia de San Francisco de Asís, templo que fue en origen un convento franciscano y es considerada desde el año 1869 como la segunda parroquia más importante de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife tras la Parroquia Matriz de la Concepción. La Iglesia de San Francisco es uno de los mejores ejemplos de arquitectura barroca en Canarias y una de las iglesias más ricas en arte sacro del archipiélago.

La Tasca La Rebotica, en honor a la farmacia que existía en sus orígenes, nos ofrece una fresca y fabulosa ensalada de melón con crujiente de ibérico, salsa de mostaza dulce y langostinos o unas piruletas de morcilla dulce de nuestra tierra que serán una pequeña muestra de lo que esta encantadora tasca y su terraza pueden ofrecer en una noche de verano.

Cerca, en la calle San Francisco, Wine & Cheese Bar de Chema Vicente, nos ofrece unas muy buenas tablas de queso, sus papas bravas o cabreadas, que a mi modo de ver son las mejores de la ciudad, el steak tartar de Chema o un lomo de vaca madurada gallega, a las que acompañará una caña bien fría y magníficamente tirada o alguno de los muchos vinos que Cheese and Wine posee en su carta y, como no y ya un obligatorio de Chema´s, un gin tonic que tanto han gintonizado a la gente de la capital.

En pasaje Milicias de Garachico, inmediatamente contiguo a la plaza, Restaurante Kazan con una Estrella de la Guía Michelin y dos Soles de la Guía Repsol es ya un referente en la cocina del sol naciente y el nuevo proyecto del chef Nacho Hernández, Jaxana Restaurant, a base de una fusión asiática, fruto de su experiencia por los países de aquel continente, son ejemplos de alta cocina que rodean a la Iglesia de San Francisco y su plaza.

Santa Cruz de Tenerife está de enhorabuena. Parece que poco a poco va recobrando su vida y lo está consiguiendo a través de la gastronomía.

Bien en una antigua farmacia convertida en una gran tasca, recorriendo la geografía con quesos del mundo o disfrutando de una cocina de los países asiáticos tan de moda actualmente, la zona de San Francisco nos invita a un tiempo de sol, terraza, una caña y una tapa o una gran velada.

Claramente este pequeño rincón se ha colado en la retina de la gente chicharrera y sus turistas, quienes lo están tratando como bien se merece. Como un lugar con encanto y buena mesa muy de trufas y de jareas.